Tras cinco días en mi nueva ciudad, estoy capacitado para afirmar la grandeza de este destino erasmus. Cada calle respira un ambiente encantador que hace estar de buen humor hasta al más gruñón de los gruñones.
La playa está a apenas unos minutos en tren, y pese a lo frío del agua, compensa con las vistas de Cascais, Estoril o San Pedro, ya que todavía no hemos podido visitar otros "lugares con encanto". Si al paisaje le unimos la gran compañía, el resultado sale dos grandes tardes pasadas junto a los españoles.
Mañana tenemos una barbacoa en la Universidad Técnica de Lisboa, a la cual acudiremos todos los Erasmus a relacionarnos un poquillo más, ya que pese a que he ganado en soltura con el inglés y en comprensión en portugués, todavía me siento a años luz de otras personas.
Espero manteneros puntualmente informados de mis pesquisas acerca de ls vida portuguesa y la vida erasmus, por lo que os emplazo hasta la siguiente entrada.
Besos y abrazos a tod@s
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