Lisboa me ha recibido con mucho calor, típico calor de playa pero bochornero. Entre los nervios, el cansancio y el estar todo el día escuchando un idioma del que apenas conozco cuatro palabras, me ha sobrepasado un poco.
Tras la puesta en funcionamiento de mi habitación en la residencia, me he dado una minivuelta por los alrededores de la misma para comprobar que estoy en una zona privilegiada, con muchos atractivos turísticos a menos de 10 minutos de mi morada. Esto me ha ilusionado tras ver muchas calles que no merecían la pena.
Para cenar he quedado con Sergio y hemos ido a un restaurante del barrio alto donde nos han puesto una pedazzzzo de olla de arroz caldoso con bacalao "pa' chuparse los dedos". Después, nuestro paseo por el barrio más conocido por los jóvenes ha seguido por unos bares de mojitos y caipirinhas en los que había música en directo pero todo el mundo estaba en la calle, lo que nos ha ambientado bastante, pero no por ello nos ha hecho retirarnos tarde, ya que mañana es un día importante...
Seguiremos informando. Até amanha!
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